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Jerez de la Frontera, Cádiz, Spain

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En esta página encontrarás evocadoras fotografías antiguas procedentes de mi archivo particular, así como otras actuales de las que soy autor. También vídeos, artículos, curiosidades y otros trabajos relacionados con la historia de Jerez de la Frontera (Spain), e información sobre los libros que hasta ahora tengo editados.

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En torno al Monasterio la Merced en Jerez (*)

















        En 1264, la ciudad de Jerez fue reconquistada por el rey Alfonso X el Sabio e incorporada a la Corona de Castilla. Tras un cerco a la ciudad que duró casi tres meses, por fin el día 9 de octubre del antes citado año, festividad de San Dionisio Areopagita,  la población musulmana capituló, y al tiempo que las tropas cristianas entraban a la ciudad por la puerta de Rota o del Acebuche, toda su población musulmana salía por la del Real camino del exilio hacia Tarifa o  el norte de África.

      Jerez queda desde ese momento en “frontera” con el reino nazarí de Granada. Varios meses más tarde esta ciudad sería repoblada con 1.828 vecinos y sus familias.  Procedían éstos nuevos pobladores de Castilla, León, Navarra, Extremadura y sur de Portugal, a los que el rey les reparte casas y haciendas en función de los servicios prestados a la corona.

     No debió ser muy fácil ni seguro habitar en aquellos tiempos una ciudad en frontera con los moros. Circunstancia demostrada por los numerosos asaltos y asedios por parte de la morisma, tratando de volver a ocupar  estas tierras para el Islam, en muchas ocasiones con tropas llegadas del norte de África.

Sabemos que en 1268, cuatro años después de la reconquista, el Rey Sabio ordena fundar una encomienda de La Merced en Jerez, de la cual se encargaría el mercedario Fr. Pedro Pascual  de Valencia, que llegaría a ser obispo y luego mártir. La misión de esta encomienda sería, con toda probabilidad, la de recaudar limosnas y ayudas para el rescate de cristianos cautivos en manos de los musulmanes.  


     Es lógico pensar que dicha encomienda estaría establecida en el interior del recinto amurallado, por causas  de seguridad, pues no creemos que se ubicara a extramuros en el lugar que hoy ocupa el convento de la Merced, ya que, aunque muy próximo al muro defensivo[1] (unos cien metros), las puertas de entrada más cercanas al recinto murado, como son las de Santiago y la de Rota, distan  unos cuatrocientos metros la primera y unos seiscientos la segunda.

     Llegado el año 1340, y tras la gran derrota infligida por Alfonso XI a los benimerines en la Batalla del Salado, las poblaciones de la frontera pueden por fin respirar con cierta tranquilidad, y es entonces cuando la ciudad de Jerez  rebasa el límite de sus murallas en las que había estado encerrada a los largo tres cuartos de siglo. En esa época, comienzan a surgir numerosas construcciones en dos puntos opuestos del exterior de la muralla: al E. frente a la puerta del Marmolejo, también llamada del Real, y al O. frente a la del Olivillo o Santiago.


Pero volviendo a los inicios de la encomienda de la Merced, algunas fuentes afirman que su fundación por Pedro Pascual en el siglo XIII sea quizás una leyenda sin fundamento. Ya que en 1317 se celebró en Valencia capítulo General de la Orden Mercedaria en cuyas actas se mencionan las encomiendas existentes en España y para nada se nombra la de Jerez. Aunque ello no es óbice para suponer que tras la reconquista de Jerez se fundara, como decíamos antes, una pequeña encomienda de la Merced que años más tarde desapareció. Lo cierto y documentado es que la fundación de la Merced en Jerez debió ser con toda probabilidad sobre el año 1345, ya que tres años después hay noticias del inicio de la construcción de su convento.              

Y la ciudad sigue creciendo y desarrollándose fuera de su recinto amurallado. Con el paso del tiempo no sólo es el pueblo llano quien construye pequeñas casas adosadas al muro, sino que frente al mismo lo hacen el clero y la nobleza, así como comerciantes y propietarios acomodados. Ello da origen a que, de unas pequeñas capillas existentes frente a las dos puertas o alcázares antes citados, vayan surgiendo verdaderos templos de piedra como los de Santiago o San Miguel.

Algo similar debió suceder con la primitiva y pequeña encomienda de la Merced. En sus alrededores, en calles tan populares y modestas como las que hoy conocemos por Santa María de la Merced, Nueva o Cantarería, en 1477 aparecen domiciliados personajes de relevancia, como lo caballeros: Juan Ruiz de Quintanilla, Francisco Camacho, Pedro Ceballos, Mateo Rodríguez o García Palomino, todos ellos declarados fijosdalgos notorios. En 1515 fue nombrado patrono de la capilla mayor de aquella encomienda uno de estos hijosdalgos de la collación,  D. Francisco de Spínola. Dicha capilla fue construida a sus expensas y de su esposa doña Violante de la Cueva, cuyos escudos aparecen en las claves de una bóveda. 

    Es a partir de entonces cuando tenemos noticias del comienzo de la construcción del actual templo, siguiendo durante ese siglo y el siguiente la edificación del claustro grande y del resto del monasterio.[2] Sin embargo, siglo y medio antes, en 1377, encontramos que en el testamento de otro noble caballero, Garci Martín Montero, éste deja una cierta cantidad  para la obra del Convento de la Merced. Lo que nos viene a decir que en ese tiempo ya se estaba edificando.

Recientes descubrimientos arqueológicos han documentado que, en el lugar a extramuros que antaño ocupara el molino, bodega y huerta del monasterio de la Merced, así como en sus aledaños, existió un asentamiento humano y un alfar datado en la época islámica. Ello nos hace relacionarlo con lo que nos cuenta el P. Francisco González Fariñas, cuando dice: al limpiar y desembarazar el sitio para fundar el Convento de la Merced, se encontró un horno de cocer ladrillos y, en un hueco, se halló la Santa Imagen  sin lesión ni deterioro a pesar de ser de madera, lo que causó gran admiración, creyéndose que estaba allí desde antes de la invasión musulmana a la península.”[3]  Lo que viene a ofrecernos un claro indicio del origen de la extendida leyenda o creencia popular sobre hallazgo de la imagen morena de la Virgen de la Merced venerada en Jerez

Ahora vayamos al entorno de la Merced. Dos calles y una plaza reciben el nombre de la amantísima Madre y Patrona de Jerez. La primera es la entrañable y popular calle Merced, cuna de grandes intérpretes del cante flamenco y del maestro de maestros de la guitarra que fue Javier Molina, y también, del afamado compositor de canciones Manuel Alejandro. Llamada popularmente como calle “Las Mercé”, es la que nos conduce a la Basílica desde el templo y plaza de Santiago. La segunda, Santa María de la Merced, que lleva este nombre desde tiempo inmemorial, es una angosta calleja situada a la derecha del templo, y que discurre  por la trasera del altar mayor. Por último, la recoleta plaza situada frente a la puerta principal, también es conocida como Plaza de la Merced.

Tras la desamortización de Mendizábal en 1836, se estableció en lo que fuera convento mercedario un hospital municipal, también llamado de la Merced, nombre que fue cambiado en 1862 por el de Santa Isabel de Hungría en honor a la reina Isabel II con motivo de la visita que girara a este centro junto con su esposo y prole.

No consta en las actas capitulares la concesión de estos nombres de calle por parte del municipio, ya que éste como tantos otros lo adquieren por tradición. El pueblo llama calle de los Plateros, de los Torneros o de los Estereros, porque allí estaban establecidos artesanos de estos oficios. De la igual manera que los templos y monasterios dan nombre a las calles donde se ubican. Carmen, Capuchinos, San Francisco, San Miguel, San Juan, Santa Clara, Santa María de Gracia, etc. funden su nombre con el templo o convento religioso correspondiente.

Para terminar, y a título de curiosidad, diremos que en estos lugares, hasta el año 1870 y coincidiendo con la festividad de la Virgen de la Merced, que en siglos pasados se celebraba el 15 de agosto, tenía lugar la segunda de las ferias que por privilegio de Alfonso X el Sabio fueron concedidas a Jerez.  Nos vamos a permitir reproducir un curioso bando del alcalde de la ciudad con motivo de esta feria en el barrio de la Merced en 1763, decía así:

            1º “Que los coches de la feria entrarán de uno en uno desde Santiago a dar la vuelta por el muro al llegar frente al convento de la Merced.
            Que por ningún motivo separen en las aguardienterías parte que desde fuera los vean beber.
            3º Que el ganado de cerda se ponga exclusivamente en el Muro pegado a la muralla.
            4º Que las tiendas o tendajos se pondrán en la calle la Merced de forma que no quiten el tráfico.
            5º Que los turroneros y alfajoreros tendrán en alto y a la vista sus mercancías y sus precios.
            6º Que bajo ningún pretexto se pongan las mujeres a despachar en los puestos de aguardientes
            7º Que los alambiques o bodegas establecidos en la calle Muro tendrán cerradas las puertas que den a esta calle.
            8º Que durante la dicha feria no se canten en ella coplas deshonestas, de vallas[4] ni otras.
            9º Que dado el escándalo que se viene dando en el reducto de Santiago no se permita esto ni a hombres ni mujeres.
            10º Que no se permitan los juegos de las bolillas donde se gastan el dinero los hombres y luego no pueden comer ni ellos ni sus familias.
            11º Que mientras se celebra la misa en el convento de la Merced no se pueda vender nada hasta pasada una hora.
            12º Que en la venta de cochinos no se permitan chalanes o corredores que sean castellanos.
            13 Que los puestos de buñuelos se pongan en los portales o accesorias para no estorbar el paso.
            14º Que no se dé fiado géneros o comestibles a criados o domésticos pues pudiera ser mentira dicha orden”.
           15º Que tampoco se les de fiado a los soldados porque desertan cuando la deuda sube mucho y no tienen con que pagar
Antonio Mariscal Trujillo
Centro de Estudios Históricos Jerezanos



[1] El lienzo de muralla existente frente a La Merced fue conocido en tiempos pasados como: “muro de la cabra coja”
[2] Todos los monasterios masculinos de la ciudad se alzan a extramuros, a excepción del de los Carmelitas, sin embargo, los femeninos, todos se hallan a intramuros, salvo el de las Clarisas de Madre de Dios.
[3] Noticias del Convento de la Merced Calzada de Jerez de la Frontera, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, Tetuán 1941
[4] Coplas que faltan a la consideración y el respeto debido.

(*) Artículo que fue traducido al italiano y publicado en la Web de la Orden Mercedaria de Roma

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